Still Life. Work in Progress

Hay quienes jurarían que la marginalidad de la danza, eternamente arrinconada en los entresijos, en los intermedios, en los interludios, en los entredichos, en las pausas, en los descansos, en las transiciones, en las aceras, en los marcos, en los bordes, en los pasajes y pasillos de las Artes, ha sido de hecho su baza, su grandeza. Pero hay quienes jurarían que no puede ser de otra manera, y que de entre tantas artes abocadas a perdurar, fue fundamental que la humanidad se dotara, desde el inicio de la deriva llamada historia, de un arte naturalmente enemigo de la perdurabilidad, naturalmente desmemoriado, naturalmente vago; de un arte sin historia en la deriva llamada historia.
 
Es más, fue fundamental que, de entre las artes de la representación, le tocara a la danza encarnar la carencia, la caducidad de toda representación; y hacerlo a través de lo carente, de lo caduco por excelencia, que es el cuerpo mortal.
 
Libre de imagen, el cuerpo solo sabe hablar de muerte creyéndose que habla de vida. Los cuerpos de los bailarines son como convidados de un festín que solo hablan de temas fúnebres. Es posiblemente en esta “terminalidad del discurso” donde la danza encuentra el bodegón (o still life o naturaleza muerta).

Idea y dirección: Meritxell Barberá & Inma García.

Coreografía: Meritxell Barberá & Inma García en colaboración con los bailarines.

Bailan: Ana Cembrero, Cristian González, Diana Huertas, Ana Belén Lifante. Jon López, Lara Llavata y Laila Tafur.

Dramaturgia: Roberto Fratini.

Música original: Caldo.

Vestuario: Siemprevivas.

Diseño audiovisual: Sergi Palau.

Diseño espacio escénico: Taiat Dansa.

Ayudante producción: Maríaje Mercader.

Prensa y comunicación: Inventa.

Coproducción: Las Naves (Valencia), Teatros del Canal (Madrid), La Fundición (Bilbao), CulturArts, INAEM.